DRAGON BANE Y ALPHA WOLF: ARRASAN CON MÉXICO Y EL MUNDO

En la actualidad la lucha libre mexicana está muy probablemente en su mejor momento de proyección internacional con sus dos empresas grandes siendo apoyadas por los gigantes que son AEW y WWE. Si bien hay talento de sobra en el país lo cierto es que hay algunos luchadores jóvenes que se han encargado de labrar su camino a base de esfuerzo, constancia y sobre todo mucho trabajo. Dentro de todos los jóvenes que están tal vez un escalón por encima de los demás hay dos que brillan con luz propia y me refiero a Los Golpeadores: Alpha Wolf y Dragón Bane.

Hermanos de sangre luchistica, herederos de El Golpeador y cómplices de muchas de las noches más violentas y hermosas del circuito, regresaron hace poco de una gira por Japón en la empresa Pro Wrestling NOAH que no sólo confirmó su crecimiento, lo elevó. Alpha Wolf (quien ha usado nombres como El Hijo de Canis Lupus) y Dragón Bane han trazado una carrera que mezcla oficio mexicano con la exigencia del puroresu: vuelos, riesgo calculado y una sincronía de hermanos que convierte cada castigo en una obra de arte. Esta sinergia los llevó a Japón con la ambición de no ser turistas: luchar, aprender y ganar. El fruto llegó en forma de preseas y reconocimiento internacional al punto de convertirse en figuras reclamadas por promociones niponas. La temporada japonesa no fue un simple paseo: hablamos de meses de calendario y combates de alto voltaje donde se forjaron como dupla capaz de disputar campeonatos y sostener el ritmo de las escuelas asiáticas. Regresar a México después de meses fuera no es volver igual; es volver con otra estatura, con otra forma de entender la ventilación del público y la manera de manejar los clímax dentro de un combate. Ese nuevo estatus es el que prometia transformar la cartelera de este fin de semana en la función Rompiendo Madres. Era, también, la expectativa de verlos medir fuerzas con talentos que igualmente han multiplicado su prestigio en el extranjero: nombres como Galeno del Mal miembro de la respetada dinastía Wagner y Flamita ya no son promesas, son realidades que han dejado huella en Japón y en el circuito global, cada uno con su estilo, Galeno con su poderío físico y técnica pulida, Flamita con espectacularidad y velocidad; su sola presencia eleva cualquier cartel y obliga a que la intensidad de la lucha pase por segundos más tensos. Pero más allá de cinturones y viajes, lo que hace relevantes a Alpha y a Dragón es su capacidad para maravillar a un público cada vez más conocedor. En una era donde el público exige espectáculo pero también una lucha equilibrada entre la vieja y nueva escuela, ellos ofrecen ambos: castigos que son devastadores, movimientos que sorprenden, y esa química de hermanos que convierte un simple relevo en un amplio abanico de posibilidades. Sus combates recientes, tanto en México como en Japón, han mostrado un crecimiento técnico y una ambición por competir con lo mejor del mundo. Si en la última función algo quedó claro es que la lucha libre mexicana tiene un panorama alentador que muy pronto será poblado por una nueva constelación de estrellas mexicanas que seguirán dejando hasta la vida en el ring por mantener viva la flama de la pasión por la lucha libre.

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David Villegas

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